miércoles, 2 de marzo de 2011

Cuando los fantasmas corren por los pasillos


Cuando los fantasmas corren por los pasillos
Escribe Carlos Amador Marchant


Me encontré, sorpresivo, con el poeta José Ángel Cuevas. Fue en el Palacio Rivera de Valparaíso casi al finalizar febrero de 2011 a raíz de una exposición pictórica. Presentí que era él; le reconocí su rostro. Sin embargo, de comienzo no nos saludamos. Ninguno pareció tomar la iniciativa. Motivo: escasos contactos en vivo.
Andaba con su familia observando algunas actividades de arte, y como esa casa ha llamado la atención de mucha gente, optó por entrar.
Noté que había quedado impresionado. Me lo dio a entender con sus palabras. El palacio, para él, ese palacio en desmedro por el paso de los años, le hizo abrir los ojos.
Le expliqué que se trataba de una mansión levantada en 1885, construida con el dinero de Guillermo Rivera Cotapos, su dueño original, en esos tiempos de las glorias del salitre y del dinero que corría como ríos por los bolsillos de los acaudalados.
Cuevas me miraba y parece que mis palabras fueron entrando. En cambio, sólo atinaba a decir “es impresionante”. Le hablé del diplomático Rivera, del abogado constitucionalista, del hombre que había estado como secretario privado del Presidente Balmaceda antes de la Guerra Civil de 1891, de su accionar como diputado y senador liberal por Valparaíso, de los logros en bien de la zona, que el tipo, después de la hecatombe del 91, un año más tarde había hecho una de las más brillantes defensas de los marinos chilenos comprometidos en la riña del Baltimore, la misma que hizo, en la época, un verdadero trastorno diplomático y que casi origina un terrible conflicto armado con Estados Unidos. Y casi asfixiado terminé diciéndole que el hombre luego de tanta barbarie ocasionada por el dinero del salitre y las grandes empresas, y que comprometió, por otra parte, la muerte de miles de chilenos en la guerra civil y el posterior suicidio de Balmaceda, se había retirado a su despacho de Valparaíso sumiéndose en su labor exclusiva de abogado.
“Que impresionante el palacio”, me repitió él. Y entonces entendí que estaba más interesado en esas paredes carcomidas, en los frescos del techo de la gran vivienda, en los fierrajes, en las puertas, en la entrada de ónix que muchos siguen confundiendo con mármol.
José Ángel Cuevas había atravesado la calle Serrano, otrora donde vivía la aristocracia del puerto y que hoy trata de levantarse tras haber sido por largas décadas un lugar de bohemia salvaje. Había subido al segundo piso con su familia para observar lo que queda del palacio y que tanto llama la atención a las visitas extranjeras.
En medio de muchas palabras cambió de tema y comenzó a preguntarme, sin saber hasta ese momento mi nombre, sobre algunos poetas de Valparaíso. Ese fue el momento en que relacioné su rostro con la poesía y le pregunté: ¿cómo te llamas?. José Ángel Cuevas, me respondió. Entonces, dije para mis adentros. “Mierda, lo presentía, su cara no podía ser la de otro”.
Una vez que me presenté, quedó impresionado, no pensó verme en Valparaíso, me imaginaba en el norte de Chile: ¿No te habías ido al norte, hombre?, gatilló. Yo le dije que no, que del puerto no me he movido desde hace quince años, que ya era como una ciudad que he adoptado como la tercera de Chile, y que he querido de verdad.
Nos dimos la mano, nos abrazamos. Lo ví igual que hace siete u ocho años cuando me lo encontré de sorpresa también por la sexta región del país.
De estos encuentros fortuitos he hecho varios recuerdos en mis crónicas. Y es que siempre me han parecido como si estuviesen programados por el destino.
El año 2000, luego de una visita que realicé a la ciudad de La Calera para participar en una muestra pictórica, dialogando con uno de los encargados de cultura de ese municipio, me comentaba que Cuevas había estado la semana anterior dando a conocer uno de sus poemarios junto a la presencia de jóvenes universitarios. Cuatro años más tarde viajé a Talca. En la oportunidad se hacía un encuentro de féminas adictas a la palabra escrita. Eran más de 15 poetas y sólo dos hombres los que participarían en esa reunión que logró llenar la sala. Me tocó recitar en el penúltimo lugar. La finalización le correspondió a José Ángel Cuevas. Más tarde participamos de una tertulia en un restaurant campestre en donde de noche se escuchaba el pasar, rápido, de aguas fluviales. Hubo risas, cantos, vino tinto y mucha comida. Ahí estuvo también la anfitriona, la poeta Silvia Rodríguez. Luego de eso le perdí la pista a Cuevas hasta que regresé a Valparaíso.
El poeta en cuestión, además de profesor de filosofía, profesión que ejerció poco porque luego fue exonerado en el tiempo de la dictadura, es un hombre de una creación urbana que entra profundamente a los sentidos. Es un creador que no se le escapa nada de este mundo en el que estamos viviendo. Su validez está precisamente en eso, en esta sociedad decadente, de los desamparados, de las presiones que impone la nueva economía mundial, las mentiras por donde transita el ser humano de esta era. Hace, José Ángel Cuevas, abrir los ojos, centra a los hombres, los dibuja sobre este mapa de atrocidades.
Me gustaría, y lo digo de verdad, que todos, al leer la poesía de Cuevas, se levantaran del letargo y salieran a la calle a gritar para que culmine el desamparo en donde nos tienen sometidos. No es una poesía panfletaria ni política, es una poesía real. Y cada vez que lo leo veo el peregrinar de mi propia vida y la de muchos, de miles, que sufren esta sociedad de ahora.
Y me lo encuentro de nuevo en forma súbita en este Palacio Rivera, en donde sólo parecía interesado por esas paredes viejas, por esas puertas que aún están paradas más allá de siglo y medio, de los ventanales, de los fantasmas lejanos que anduvieron por esos peldaños, de los que aún andan sin que los veamos, de aquellas legendarias mujeres que transitaban por esos corredores con vestidos amplios y perfumados.



La persona de tu hijo que duerme y duerme


Madre mía que estás en los Estados Unidos
de Norteamérica
en compañía de mi hermana Lili
cerca del Golfo de Méjico y el Desierto de Texas Gulf Oil al infinito
y yo en el Paradero 42 de Puente Alto Chile
doblando por el camino a San José
acostado en medio de la noche
la lluvia cae
mi mente corre, hacia tí
Me voy por el espinazo de América cruzo
el Gran Despoblado de Atacama por las líneas ardientes
del camino del Inca, mi corazón va más allá del Mar Caribe
en dirección a Houston mirando las nubes
porque los Estados Unidos son fuertes
allí en medio del imperialismo yanqui la maquinaria que suena y truena
estás ahí oh madre
sentada te veo
tomar una taza de té puro cargado
con 1 hoja de canela
a 40 mil kilómetros
de la persona de tu hijo
que duerme y duerme
plácidamente aquí en su pieza
Paradero 42 de Puente Alto Chile
doblando
camino
a San José.


(Poema de José Ángel Cuevas (Santiago-1944)





editor

domingo, 27 de febrero de 2011

Eli Martín, un hombre que pasó por la tierra y se fue abruptamente


Eli Martín, un hombre que pasó por la tierra y se fue abruptamente
Entrevista de Carlos Amador Marchant al poeta peruano el año 2001 y encontrada en un cassette olvidado por largo tiempo.




Elí Martín fue un hombre que deambuló por americalatina. Quién era él?. Nadie, en principio lo sabía, por lo menos los que logramos conocerlo en Chile. Al final, los que estuvimos más cercanos, nos dimos cuenta que el hombre, en cuestión, era no sólo un letrado, sino un estudioso de la historia del arte. Alcancé a conocerlo, una tarde cualquiera, frente a una de las estaciones del metro Viña Del Mar. No recuerdo de qué lugar venía yo, pero lo que si traigo a la memoria, es que él se encontraba junto al prosista porteño, Víctor Rojas Farías.
Me lo presentó y ahí me di cuenta que había un camino común entre ambos. El era de Perú y yo había nacido en Iquique, es decir, una tierra que antaño fue de ese país, antes de la Guerra del Pacífico. Elí estuvo muchas veces en mi casa, compartimos algunos almuerzos como en muchos hogares del puerto. Estaba aquí y allá, siempre con su risa elocuente, siempre lanzando esa humorada de sus labios. Hizo varias cosas por difundir las letras de la zona, se movía por todos lados, preparaba recitales, estaba junto a los periodistas, es decir, era un hombre que tenía largo aliento.
Pero, sin embargo, no le fue bien en Chile. Pocos lo reconocieron en su verdadera dimensión. Por tanto, pasó momentos difíciles, hasta de falta de alimentos. Pero tenía su orgullo. Y seguía. Se relacionaba con todo el mundo intelectual. Un día me dijo que Zurita no le “había dado bola” en Santiago, entonces, con ira, lo bautizó como “baZurita” (es decir, decía él, valía, simplemente, basura. Esto causó mucha risa entre los pares). Cuando inicié un camino gremial (gané los gritos de: ¡déjalo, hombre, déjalo¡..¡no descuides la escritura¡¡) y cuando fui a una de las primeras reuniones nacionales e internacionales en la capital (año 2003), varios periodistas peruanos llegaron con la nueva del fallecimiento de Elí Martín. Lo homenajearon. Le aplaudimos. Había muerto de sida.
Esta entrevista que muestro ahora, corresponde a unos “cassettes” (ya no se usan. Menos mal que poseo un aparato que aún mantiene la posibilidad de escucharlos) del año 2001. Estaban extraviados. Los encontré haciendo una especie de desocupación de espacios. Grande fue mi alegría al encontrarme con su voz. Él está muerto, no lo pude despedir, aunque siempre invitaba a su famosa “Avenida Circunvalación, en Lima” Su voz y su palabra, en cambio, quedaron.
Debo decir que me fue imposible ubicar algo de Martín por Internet, ni fotos, nada. Buscando y buscando, al final me encontré con el poeta peruano residente en España, Leo Zelada. Él lo cita en algún momento cuando hace recuerdos del “Grupo Neón” que había metido bastante bulla en el país del Rimac, cuando todos eran jóvenes universitarios, nihilistas y anarquistas: “ es además importante reconocer también el legado poético de Eli Martín, otro poeta miembro importante de Neón, que falleció de Sida.”.


-Has estado por largos períodos en Chile, y sin duda, antes de eso tienes una especie de vitrina respecto a los intelectuales nuestros. Pero hablemos de los poetas, dime ¿Quiénes más te han impactado en tu vida?

En Chile me gusta para comenzar, Huidobro. Él me enseñó a imaginar con el lenguaje. Él está con esa formación, con ese espíritu, de jugar con el lenguaje, de a veces ser lúdico, otras muy conceptual, y en lo que a mí respecta, transmitir eso del hablar poético y práctico. Diego Maqueira es otro de los que sigo, aunque he leído poco de él, pero sí en algunas antologías. Después, por cierto, todos los que han experimentado con la palabra, por ejemplo, Juan Luis Martínez.

¿De Rokha No?

Conozco poco de De Rokha. Insisto que Huidobro me parece inexplorable, es un poeta inconmensurable, porque cada vez que lo lees ves cosas nuevas. En la primera lectura debo decirte que no lo podía entender, pero después con los estudios en la universidad y todas las referencias, las críticas literarias, las clases con los profesores universitarios, llegué a entenderlo.

¿Qué es César Vallejo para ti?

Cuando me enfrenté con “Trilce” me sucedió lo mismo que con Huidobro. Yo no entendía Trilce, y entonces tuve que hacer una serie de lecturas. Hay muchos análisis sobre esta obra a nivel latinoamericano, en consecuencia, me gustó esa etapa vallejiana. Hay que decir, al mismo tiempo, que en su época, la crítica literaria peruana lo desdeñó. Por ejemplo, Luis Alberto Sánchez dijo que eso no era poesía, dijo que él era un loco que venía del norte del país, de la provincia, y que era un simple profesor de primaria. Entonces, la poesía de Vallejo fue pisoteada. Es decir, siempre fue un poeta desamparado. Por esta razón hubo de emigrar a Paris donde hizo una importante labor internacional. Pero, a la vez, tuvo la mala fortuna de enfrentarse, en su época, con la Guerra Civil en España, de diferentes movimientos artísticos en el mundo, aunque él no fue autodidacta, sino un hombre de formación académica, quien había estudiado en la Universidad de Trujillo, un poeta muy documentado, quien, además, presentó una tesis sobre el romanticismo en la poesía peruana. Vallejo sabía lo que hacía, sin embargo cuando en Lima publicó el primer poemario en 1918 que se llamó “Los Heraldos Negros”, la crítica le fue adversa y por esta razón el poeta tuvo que emigrar.


-¿Qué fue el existencialismo para ti?


En Lima llegó un poco tardío, pero igual fueron los poetas peruanos que estaban en Europa, especialmente Vallejo y Mariátegui (nuestro gran pensador peruano) que habían leído a los clásicos. Entonces ellos publicaban en las principales revistas de la época sobre el existencialismo y hablaban de Jean Paul Sartré de sus libros, de sus novelas, de la condición del ser humano. Y era un movimiento que se estaba gestando en Europa, y por lo tanto había un gran auge y se crea una poesía existencialista en la Generación de los 50.

¿Qué hay después de la década del 60 en poesía peruana?

Según el crítico Alberto Escobar la poesía peruana nace en 1911 cuando el poeta José María Eguren publica el libro “Simbólica”. Algo así como en Chile con Carlos Pezoa Véliz. Sin embargo otros críticos dicen que la poesía contemporánea peruana se divide en dos grandes tendencias, una, la poesía post vallejiana y la de Eguren. El segundo vivía en un lugar que se llama Barranco y éste es un lugar costero muy lindo lleno de árboles, algo así como Viña del Mar. Entonces este poeta era muy simbolista, que, entre paréntesis, es uno de los grandes representantes del simbolismo a nivel hispanoamericano. Vallejo, por otro lado, llega a instaurar la poseía social. Sin embargo, la estadía de Vallejo en Europa en 1922 viene siendo como una hecatombe.

Dicen que la poesía peruana está como escondida….

No estoy de acuerdo con eso. No es un término permisible, porque la poesía peruana nunca ha intentado esconderse ni menos a nivel hispanoamericano ni mundial.

¿No es así?

(se enoja) En esta época se vive una recesión económica no sólo de ahora sino desde la época de la república. Perú siempre ha estado en una situación muy nefasta y los poetas sobreviven en Lima. Es difícil vivir de la poesía en Perú. Los poetas deben dedicarse a enseñar, hacer de periodistas y lo peor es que los gobiernos no apoyan, n o hay nada, no hay acercamientos a los artistas, no hay acercamientos al arte, y entonces, hablando de los poetas, ellos sacan ediciones personales y los más conocidos, afortunadamente enganchan con editoriales extranjeras.

-¿Se sienten como golpeados por el entorno?

No, los poetas viven en completa libertad. Y hay muchos dedicados a la causa social, por cierto.

¿ El gobierno peruano, entonces, no está muy atento a la cultura?


Creo que no, no se preocupa en nada. Mira, no creo equivocarme, pero en Chile se han hecho intentos, encuentros internacionales, por favor, eso no se ve en Perú.

Estamos en el 2001 ¿Dices que se ve preocupación en Chile por el arte?

Lo que ha estado haciendo el gobierno actual en torno al arte es satisfactorio…es decir es bueno..aunque algunos se opongan, creo que lo que está haciendo este gobierno chileno es positivo. Los poetas e intelectuales no están contentos, si embargo, y eso dice que ellos requieren muchas más cosas.

La poesía peruana desde los momentos de sus raíces…¿desde cuándo?

--Ahh, desde los cantos quechuas de María Arguedas, él fue uno de los investigadores respecto a esto. Sobre lo mismo hay grandes especialistas, profesores, investigadores. Existe, incluso, una poesía hecha en poesía quechua hablante, donde se rescatan los cantos líricos en el incanato.

-Siglo 20 hacia delante, disculpa que sea peyorativo…

No, no, la poesía peruana ha tenido como en toda nación un período de formación. Un día dijimos, somos quechuas o no, y sin embargo otra vez nos dimos cuenta que somos producto de muchas culturas. Aunque hay que decirlo, la cultura Inca ha sido la más pura y la más resistente, capaz de conservar cantos, lo popular.

Rescates?

Mira, el ollantay viene siendo como la pieza fundamental de la literatura quechua. Aquí hay un drama de una pareja de incas en donde se habla de la fundación del imperio del Cuzco. Desde este drama comienzan los cantos populares, donde precisamente José María Arguedas comienza a recopilar grabaciones y muchos textos. Aquí existe una gran dicotomía entre lo occidental y lo andino. Él nunca pudo descifrar este tema, mucha gente lo ayudó, incluso una gran mujer de Chile (su compañera).

Hay un drama con Arguedas familiar?

Bueno, yo no quiero entrar en esos temas, pero a él le siguen muchos asuntos, vivió con una madrastra que lo trató muy mal. Bueno, él hacía cátedra en una universidad sobre quechua, era muy respetado y donde se formaban agrónomos, parece mentira, pero es así. Bueno, el rector de esa universidad, por su trayectoria e investigación lo llamó para aportar. La verdad es que Arguedas tuvo muchos intentos de suicidio, grandes intelectuales de Lima trataron de ayudarlo, pero no fue posible. Este hombre tuvo inmensas colecciones de arte andino, daba su vida por este pasar, mantenía grandes colecciones de arte popular, pero su infancia fue muy dramática, y eso repercutió en la existencia como investigador. En todos los cantos que hizo en quechua se notaba una angustia terrible. Como lo asevera Mario Vargas llosa, quien reconoce que él es nuestro primer narrador contemporáneo, dijo que Arguedas no podía más con lo occidental, le cargaba esto, ni en la forma de vida. Él siempre quiso vivir fiel a sus instintos, a la tierra, la pachamama como le llaman en Perú. Es decir, el suicidio, era inminente.

¿Qué hay más allá de Vallejo?

Bueno, la poesía post vallejiana es completamente eclíptica. Desde la generación del 50 se pueden ver las diversas tendencias existentes en el arte contemporáneo. Dentro de los surrealistas iniciales, grupos importantes, donde Carlos Germán Veliz, César Moro, se identificaron y fueron amigos de Arguedas.
Hay también la influencia “simbolista” de Eguren, poeta puro, etéreo, en fin. Por otro lado existe la poesía comprometida, social, no socialista. Aquí se viven grandes movimientos en el Perú. Por ejemplo, la generación del 50 fue fundadora, donde resaltan escritores como Carlos Germán Véliz que acaba de llegar a tu país invitado por Chile- poesía

¿Qué ocurre con Perú que no se interesa por los creadores de la palabra?..o esto ocurre en todo el plano latinoamaericano….

Fíjate que hay algunas editoriales que están interesadas en la creación poética. En la edición de “El Mercurio” leí una entrevista al poeta José Watanabe, un hombre verdaderamente de silencios, pero editoriales del mundo se han interesado por él. Bueno el pasar lo dirá, verdad ¿? (Watanabe murió el 2007, 6 años después de esta entrevista).


Poesía social en este momento? (2001)

Sabes que Fujimori (el inefable) tenía como asesor nada menos que a un escritor y pues este escritor fue tan odiado, de apellido Orellana, que bueno, de nada sirvió, pero al final se enterró él mismo. Entenderás que él fue un poeta muy pobre, pero el arribismo………..
Pero ya te dije, a partir deVallejo existe la poesía social en Perú. Por cierto hay muchos poetas que han seguido la senda de Vallejo. Alejandro Romualdo es uno de ellos. Al comienzo fue, curiosamente huidobriano, pero al pasar de los años, se decidió por la poesía social integrando el grupo que se llamó “Primero de Mayo”.

¿Qué puedes decirnos de Cisneros?

Hay en él una experiencia anglosajona. Ganó una beca muy importante que le valió viajar a Estados Unidos donde le tocó traducir a varios poetas de habla inglesa. Hizo, al mismo tiempo, una tesis doctoral sobre la poesía anglosajona en el Perú, y cómo influyó ésta en su generación. Para mí, él fue el que introdujo el llamado verso proyectivo en la poesía del Rimac. Sin embargo desdeña lo social, más aun que ahora él es un poeta mayor, aburguesado, aunque es muy cáustico en torno a la realidad peruana, siempre lo hace en sus libros...*Antonio Cisneros fallece en octubre de 2012, es decir, a once años de esta entrevista, víctima de un cáncer pulmonar. Había nacido en 1942*


¿Cómo ves tú a los poetas peruanos de estas últimas generaciones en torno a la realidad política en tu país?

Como estamos en gobiernos de transiciones, los poetas como que se han enclaustrados. Particularmente a nosotros no nos interesa mayormente la política. Vemos todo el proceso desde afuera, aunque como ciudadanos estamos conscientes de las realidades, ejemplo, que somos mal pagados como docentes, como periodistas, y esto mismo puede estar inserto en algún poemario. Pero, concretamente centrándome en tu pregunta, creo que al poeta peruano le falta un poco más de audacia para enfrentarse con la autoridad misma.

¿Qué opinas sobre Vargas Llosa?

Se trata de un narrador completamente urbano. Creo que Arguedas ha hecho un trabajo más profundo sobre las raíces peruanas, aunque, sin duda, éste tiene una gran proyección universal, quien a la larga ha sido nominado para el Nobel de Literatura y espero al paso de los años le vaya muy bien, porque tiene todos los méritos para lograr este galardón.


……………………



* Vargas Llosa finalmente recibe el Nobel de Literatura en 2010.


* Como lo expliqué al comienzo, esta entrevista a Eli Martín fue realizada en 2001 cuando yo vivía en la calle Vicente Padín del puerto de Valparaíso. Era una tarde muy fría donde los entornos sólo traían literatura. Martín, por cierto, contribuyó a esto. Por esta razón, más allá de la extensión de este conversatorio, tiene la misión de traer al presente y homenajear a alguien que pasó por nuestra tierra y se fue sin que lográramos despedirlo como merecen los hermanos latinoamericanos. La foto que ven ustedes junto a la entrevista, fue encontrada en un diario antiguo también, y corresponde a un lanzamiento poético del autor en La Sebastiana, casa de Neruda, y luego escaneada.









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Comentarios selectos sobre el material de este blog.

Sobre ballenas y un libro Estimado amigo Carlos Amador Marchant: agradezco emocionado la mención que haces de mi novela en tu bella y emocionante crónica. Un fuerte abrazo desde España. Luis Sepúlveda(escritor) 24 de julio de 2010 15:03 ........................................................ Sobre ballenas y un libro Estimado Carlos: Gracias una vez más, por cierto, tu blog es uno de los pocos que merecen llamarse literarios. Es sencillamente muy bueno y tus crónicas son estupendas. ¿Las tienes reunidas en un libro de crónicas? Es un género que se pierde con el tiempo. Un fuerte abrazo desde Gijón, Asturias Luis Sepúlveda (escritor) 26-07-2010 ........................................................ Crónica "Dame de beber con tus zapatos". Luis Sepúlveda (escritor) dijo... Querido amigo, como siempre disfruto y me maravillo con tus crónicas. ¿Para cuando un libro? un abrazo Lucho (Gijón-España) 10 de julio de 2011 15:25 .................................................... Sobre Ballenas y un libro Fuertes imágenes de una historia y una matanza, y de un lugar, que sobrecogen. Con pocos elementos, pero muy contundentes, logras transmitir una sensación de horror y asco que no se olvidan. He estado en Quintay varias veces, y sé lo que se siente al recorrer las ruinas de la factoría; mientras uno se imagina los cientos de ballenas muertas infladas, flotando en la ensenada, en espera del momento de su descuartizamiento, antes de ser hervidas en calderos gigantescos e infernales, para extraer el aceite y el ámbar, tan apetecidos por la industria cosmética en el siglo XX , así como lo fue (el aceite) para el alumbrado callejero en el siglo XIX... Crónica muy bien lograda. Un abrazo. Camilo Taufic Santiago de Chile. 27-07-2010 ........................................................ Sobre "Los caballos y otros animales junto al hombre" Tus asnos, caballos, burros y vacas son otra cosa, por cierto, tan cercanos al hombre, tan del hombre. Te adjunto una vieja fotografía de dos palominos que tomé en las montañas de Apalachia, en Carolina del Norte, allá por el año 1983. Encuentro interesante y muy amena la manera en que hilvanas tus textos, siempre uniendo al tema alguna faceta literaria o cultural (en este caso, Delia del Carril, Virginia Vidal, Nemesio Antúnez, Santos Chavez). Hace tiempo te dije que no desistieras de tus crónicas, que van a quedar, y mis palabras fueron corroboradas recientemente por Lucho Sepúlveda cuando él te escribió a propósito de tu artículo Sobre ballenas y un libro: "Estimado Carlos: (...) Tu blog es uno de los pocos que merecen llamarse literarios. Es sencillamente muy bueno y tus crónicas son estupendas. ¿Las tienes reunida en un libro de crónicas? Es un género que se pierde con el tiempo. Un fuerte abrazo desde Gijón, Asturias. Lucho". Y eso digo yo también, que tus crónicas son estupendas. Te escribe desde Benalmádena, Málaga. Oliver Welden (poeta) 21 de agosto de 2010 ...................................................... Sobre "El corcoveo de los apellidos..." ¡Notable, muy bueno! Escribir sobre la configuración de su nombre, con esa transparencia en el decir es algo que se agradece, precisamente en un pequeño universo donde lo que más pareciera importar es "el nombre". Además, esas referencias a los escritores nortinos siempre son bienvenidas, pareciera que no siempre ellas abundan en la crónica y crítica nacional. Ernesto Guajardo (Valparaíso-15 noviembre-2010)

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