sábado, 15 de junio de 2013

Desde una “Reconstrucción Necesaria”












Escribe Carlos Amador Marchant


“Recién en el último piso de la escala inmensa entendí que la vida tiene un fin y un final.” Así bifurco algunas sílabas recientes salidas a la intemperie.
Hace unos días nueve representantes de la plástica, la mayoría identificados con la Escuela de Bellas Artes de Valparaíso, exponen en una sala (gigante) del Parque Cultural del puerto (ex Cárcel). Se trata de Orielle Bernal, Patricia Lagos, Edgar Del Canto, Nicolás Reyes, Luisa Ayala, Francisco Olivares, David Heredia, Erich Birchmeier y Jesús Barrios. El curador de la muestra es el escultor Henry Serrano: 
Cada uno entrega una propuesta distinta, entendida desde las percepciones macro urbanas y hasta una visión profunda del cosmos y la existencia misma. Salvo en el caso de Del Canto, los trabajos son de gran formato y manifiestan esa cosmovisión y experiencia de años en este ejercicio. Son artistas de trayectorias, muchas veces opacados por el poder de universidades. De ahí el slogan que han utilizado: “No estamos muertos…andábamos de....”. Pero creo que ni eso es cierto. Lo real es que este tipo de muestras sirven para dar a conocer lo que muchas veces se extravía en el tráfago, y que al mismo tiempo el público echa de menos. Si a esto le agregamos que son pocas las “verdaderas” escuelas de Bellas Artes que quedan en el mundo, debemos culminar en una reflexión profunda en cuanto al cuidado y preservación de “esta especie”. Por cierto estamos informados de los vaivenes sufridos al paso de años de servicios donde, incluso, mentes inescrupulosas han pretendido cerrarla.
La idea surgió de una Clínica realizada por Justo Pastor Mellado.. ¿Cómo trabajar una clínica con gente que ya ha tenido un largo camino recorrido en las artes plásticas?. Difícil tarea que al final, alineada, atracó en buen puerto. Es decir, los resultados están a la vista.
Hay un esfuerzo compartido donde cada artista se zambulló a sí mismo y vio en ese plasma las escaleras que estaban faltando. Y este esfuerzo o fuerza interna es, precisamente, la que urge en cuanto a que la ciudadanía del puerto y de otras latitudes, sientan de cerca.
Sin embargo, en esta ocasión me referiré al único trabajo que se expone a ras de suelo. Su autora: Luisa Ayala. ¿Qué es esto?, se preguntarán muchos, se preguntaron, se preguntan, tal vez.
Es probable que en primera instancia esta obra que mide 11 metros de largo por 4 de alto, haya sido diseñada y propuesta para la muralla. Sin embargo, el “comité creativo” (los hay en todas las instancias) determinó dejarlo en el suelo. Sobre esto se deben haber argumentado miles de razones, o tal vez una sola. No se sabe a ciencia cierta. Lo concreto es que al final terminé encontrándoles razón. Aunque no del todo, en el real contexto. Comprenderán esto una vez que nos centremos en este trabajo que está hecho de retazos con géneros pegados, cosidos sobre sacos, y que a la larga (como muchos deben imaginarse) no termina siendo una mera decoración.
En esto que la artista denominó “Reconstrucción necesaria” logramos acercarnos a los atisbos que la maestra porteña mantuvo por largo tiempo y que transformó en una obra de arte. El título del trabajo, y que Luisa Ayala quiso interponer para su identificación, en el Chile de hoy denota palabra gastada, mal usada y hasta “plena de falsedad”. En cambio, esto requiere de una detención para su análisis, toda vez que este país necesita llegar a este proceso, pero ahora “de verdad”.
Ayala expone a Chile, desde su nacimiento, desde la etapa de su gestación. Los colores vertiginosos que introduce con retazos de telas, con ropajes cortados en partículas, o desde una manga de camisa o pierna de pantalón, concentran todo ese camino avieso que hace, precisamente, dar origen a una nación sin identidad propia, con una confusión extrema y, por consiguiente, con una idiosincrasia perdida o lejana.
La artista quiere acá entrelazar la geografía chilena con su acontecer histórico, entregando colores y estampas que denotan el sufrimiento de su gente y las generaciones. En varios pasajes vemos flotar el mapa patrio, esa larga y angosta faja, cosida, cocinada, repicoteada en su bruma. Pero de igual manera observamos el estallido de la diversidad, que a la larga no es más que una estampida multiforme que representa el complejo escenario donde se ha desenvuelto la nación. Es todo confusión. Chile, para la artista, es un país de confusiones. Ella muestra en algunos extremos unas manos blancas que pretenden detenerlo todo, y sin embargo éstas se pierden en el laberinto.
Ayala también nos trae sus ya acostumbrados paquetes, que en trabajos anteriores de menor formato han entregado la escena de los desaparecidos en distintos períodos de nuestra historia: dictaduras, guerras internas, guerras externas. En consecuencia, el minucioso y arduo trabajo que muestra no está ejecutado desde la perspectiva política, sino más bien desde la observancia profunda de una nación de la cual ella es hija, y desde donde bucea para encontrarse.
Es probable haberle puesto el título de: “Chile confuso-difuso”. El denominado “Reconstrucción necesaria” tiene su acierto, debido a que es la renovación como ley de vida.
El Chile que muestra Ayala es el Chile de las atrofias y mezquindades. Pero además es la tierra donde nacimos y donde nos desarrollamos, con sus desiertos, campos y hielos.

La muestra es atractiva por su diversidad. Aquí hay un llamado a continuar exponiendo para el ávido público porteño y de más allá. En otras palabras, el Proyecto Catalepsia podría (y debe) crecer hacia otras latitudes. Creo que así lo interpretan sus ejecutores. Es así como lo interpretan (también) los que siguen a estos artistas en el histórico puerto de Valparaíso.

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jueves, 13 de junio de 2013

EXPLICACIÓN.




Desde el mes de marzo de este año he estado un poco enfermito. No comentaré de qué se trata, pero por lo menos os diré que "no apto" para concentrarme en escritos nuevos (léase creación extensa). Por esta razón no han visto renovación en mi blog oficial. En consecuencia, cuando observen desaparecer esta foto, significa que me puse "las pilas " de nuevo. Pero, sin embargo, pueden, y los invito cordialmente, a leer materiales anteriores. Saludos y felicidades a todos.


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Comentarios selectos sobre el material de este blog.

Sobre ballenas y un libro Estimado amigo Carlos Amador Marchant: agradezco emocionado la mención que haces de mi novela en tu bella y emocionante crónica. Un fuerte abrazo desde España. Luis Sepúlveda(escritor) 24 de julio de 2010 15:03 ........................................................ Sobre ballenas y un libro Estimado Carlos: Gracias una vez más, por cierto, tu blog es uno de los pocos que merecen llamarse literarios. Es sencillamente muy bueno y tus crónicas son estupendas. ¿Las tienes reunidas en un libro de crónicas? Es un género que se pierde con el tiempo. Un fuerte abrazo desde Gijón, Asturias Luis Sepúlveda (escritor) 26-07-2010 ........................................................ Crónica "Dame de beber con tus zapatos". Luis Sepúlveda (escritor) dijo... Querido amigo, como siempre disfruto y me maravillo con tus crónicas. ¿Para cuando un libro? un abrazo Lucho (Gijón-España) 10 de julio de 2011 15:25 .................................................... Sobre Ballenas y un libro Fuertes imágenes de una historia y una matanza, y de un lugar, que sobrecogen. Con pocos elementos, pero muy contundentes, logras transmitir una sensación de horror y asco que no se olvidan. He estado en Quintay varias veces, y sé lo que se siente al recorrer las ruinas de la factoría; mientras uno se imagina los cientos de ballenas muertas infladas, flotando en la ensenada, en espera del momento de su descuartizamiento, antes de ser hervidas en calderos gigantescos e infernales, para extraer el aceite y el ámbar, tan apetecidos por la industria cosmética en el siglo XX , así como lo fue (el aceite) para el alumbrado callejero en el siglo XIX... Crónica muy bien lograda. Un abrazo. Camilo Taufic Santiago de Chile. 27-07-2010 ........................................................ Sobre "Los caballos y otros animales junto al hombre" Tus asnos, caballos, burros y vacas son otra cosa, por cierto, tan cercanos al hombre, tan del hombre. Te adjunto una vieja fotografía de dos palominos que tomé en las montañas de Apalachia, en Carolina del Norte, allá por el año 1983. Encuentro interesante y muy amena la manera en que hilvanas tus textos, siempre uniendo al tema alguna faceta literaria o cultural (en este caso, Delia del Carril, Virginia Vidal, Nemesio Antúnez, Santos Chavez). Hace tiempo te dije que no desistieras de tus crónicas, que van a quedar, y mis palabras fueron corroboradas recientemente por Lucho Sepúlveda cuando él te escribió a propósito de tu artículo Sobre ballenas y un libro: "Estimado Carlos: (...) Tu blog es uno de los pocos que merecen llamarse literarios. Es sencillamente muy bueno y tus crónicas son estupendas. ¿Las tienes reunida en un libro de crónicas? Es un género que se pierde con el tiempo. Un fuerte abrazo desde Gijón, Asturias. Lucho". Y eso digo yo también, que tus crónicas son estupendas. Te escribe desde Benalmádena, Málaga. Oliver Welden (poeta) 21 de agosto de 2010 ...................................................... Sobre "El corcoveo de los apellidos..." ¡Notable, muy bueno! Escribir sobre la configuración de su nombre, con esa transparencia en el decir es algo que se agradece, precisamente en un pequeño universo donde lo que más pareciera importar es "el nombre". Además, esas referencias a los escritores nortinos siempre son bienvenidas, pareciera que no siempre ellas abundan en la crónica y crítica nacional. Ernesto Guajardo (Valparaíso-15 noviembre-2010)

Estadística del material leído durante la semana.