Obra pictórica denominada "Rezando en la puerta" (técnica mixta), de la pintora chilena (Valparaíso), Luisa Ayala Pinochet
Escribe Carlos Amador
Marchant
El siglo veinte aún estira sus
manos para poder agarrarse de un suspiro. Siglo intenso, extenso, donde hombres
y mujeres sufrieron y dejaron, sobre piedras, testimonios conmovedores.
Enumerar revoluciones, guerras fraticidas, dictaduras, hambrunas,
persecuciones, es poner otra puntada sobre un pantalón extremadamente cosido.
Pero no todo fue así. También
hubo momentos de mucha reflexión y se levantaron movimientos, ideales
pacifistas que marcaron a muchos humanos, pero que a la larga, fueron muriendo
como muere todo lo que se levanta sobre tierra.
Trece años (al momento de esta
crónica) han pasado de este siglo veintiuno. Casi al finalizar el veinte,
comienzan los computadores a adueñarse de los territorios, de las casas. Hoy,
invaden cada espacio, hasta los más minúsculos y el Internet es manejado hasta
en celulares. Es decir, todo avanzó
rápido, como tsunami, y nadie se salvó de esta expansión.
El mismo tema de las
comunicaciones sirvió, además, para observar la arremetida de una serie de
informaciones que muchas veces eran secretas. Miles y miles de textos, de
literatura, que antes sólo la percibíamos en ciencia ficción, ahora nos tratan
de demostrar que en la existencia humana perviven, comparten, otros seres, que
la tierra no es cuadrada, que más que redonda ahora es hueca, que existen los
interplanetarios, que las culturas primigenias no hicieron nada o casi nada, es
decir que el hombre no hizo nada, sino que fueron ayudados por seres de
tecnologías más avanzadas. Lo que nos enseñaron en los colegios, por dar sólo
un ejemplo común, sobre los egipcios, jamás pudieron levantar esas moles
(pirámides), etc.
Por otra parte el siglo veintiuno
también nos trajo la expansión económica, la llamada economía única, donde
todos se dan sablazos y acá el que muere, muere. Unido a esto, los grandes
centros comerciales comenzaron a acostumbrar a la gente al consumismo, y las
deudas per cápita se elevan a cifras abismáticas.
La tecnología se adueña del
mundo, pero la cesantía le sigue atrás. Miles y miles de hombres ven que sus
reservas económicas caen y son aplastadas en hambrunas. Los países se enredan
en economías malsanas, juegan con el dinero de los impuestos, y algunos de
éstos ven con desesperación que caen al desastre, al caos. La privatización de
las reservas del mundo se sumergen en manos inescrupulosas, y mientras la gran
masa de ciudadanos protesta, los que ostentan los poderes hacen lo que se les
viene en gana. Es decir, si bien el hombre siempre pasó por mismas etapas de
subyugo, es decir, del más poderoso que aplasta al más débil, esto en el siglo
veintiuno se ha agigantado por el gran volumen de población y por la ya
avanzada tecnología.
Frente a todo este panorama, el
pasado año 2012, fue el que estuvo en la mira de todos los seres de la Tierra. Comenzó a
hablarse de cambios en el devenir del hombre. La Profecía Maya entró
en las casas, aunque al comienzo en forma tímida. Se habló del término del
calendario y de la llegada de una nueva dimensión, donde el hombre comenzaría a
cambiar su idiosincrasia, donde la barbarie sería apaleada para dar fuerza y
paso al hombre nuevo, al que caminaría con rostro distinto, con mente
diferente, donde el amor florecería y el dinero pasaría a segundo plano.
Mientras pasaba esto muchas economías en el mundo comenzaban a ser aplastadas.
Pero ahora el panorama es el mismo. La poeta de República Dominicana, radicada
en España, Rosa Silverio, dice al respecto: “Sí, hay cambios, pero desgraciadamente
algunas cosas han empeorado; otras en cambio han ido mejorando, como por
ejemplo la apertura de algunos países a otras culturas, efecto de la
globalización. En sentido general creo que hay una sensación de desesperanza en
países como España por la crisis económica y lo peor es que no vemos una
solución ni a corto ni a mediano plazo”.
Pero la profecía seguía su camino, y de la
timidez pasó a cobrar opiniones en las calles. La gente no tardó en repetir
algunas cosas que veía en videos y que llegaban de agencias de dudoso sello.
Incluso ciertos personajes de la vida y el pensamiento profundo estamparon
fechas concretas para esta especie de fin de mundo. Muchos se creyeron
identificar con la información que recibían y se apilaron de velas para
soportar cuatro días de oscuridad, y fueron a los supermercados a buscar
algunos víveres. Empezó una especie de psicosis. La construcción de búnker cobró
vigencia, y muchos se vieron salvados de tan terrible pesadilla. Los Mayas
estaban latiendo, se apoderaban del mundo de nuevo.
Antes del día señalado del mes de diciembre
de 2012, hasta apareció alguien que dijo que sobre el cielo se establecería un
gran platillo volador, por donde bajarían seres extraños. Lo concreto es que el
hombre iba a cambiar, que las maldades se extirparían, y que, al mismo tiempo, estos
hombres malvados que siempre han existido en el planeta, se irían a otra
dimensión.
Parecía que todo estaba cuadrando, pero algo
hacía prever que había cierta insuficiencia en los dichos. Algo no cuadraba,
porque los ríos seguían corriendo como siempre, y el océano, salvo con ciertos
fenómenos, se mantenía calmo.
Cada ser humano en ese momento se interrogó:
¿seré bueno, o será malo?. Es decir, nadie se preciaba de tal.
Aunque hay cierto espacio de certeza en
cuanto a que los tiempos han estado cambiando, el planeta, el clima; todo lo
que se anunciaba me parecía muy presuroso. Es probable que el hombre cambie
algún día, o tal vez se destruya, que es lo que más se acerca a la realidad,
pero de la manera en que se estaba anunciando, no cuadraba.
El hombre ha hecho mucho daño al
hombre, a la tierra, y de eso no hay dudas. La pintora santiaguina (Chile), Nora Schkolnik, sintetiza sobre el tema:
“Más macabro no puede ser la historia del hombre…ya no podemos ser
peores de lo que hemos sido. Es la hora de SER !!!con el alma !!!. Por su
parte, la pintora de Valparaíso (Chile), Luisa Ayala Pinochet, señaló: “Todo
es como siempre, sólo que la tecnología ha hecho que muchas cosas sean
diferentes, pero el ser humano seguirá siendo el mismo en cuanto a
sentimientos; amor, envidia. Siempre será lo mismo, lo que cambia es el
paisaje, la tecnología…No creo que el ser humano cambie mucho.”
Lo real de este cuento es que día
a día vemos muchas cosas diferentes. Muchos terremotos, tsunamis, derretimiento
de hielos en los polos, contaminaciones, derrumbamiento de economías, cesantía,
hambruna. Y este escenario expone que estamos frente a un panorama complicado,
que nuevos tiempos se avecinan, que estos cambios se empiezan a ver en las
diferencias climáticas, y que el hombre tiene participación en ambos temas, es
decir, tanto en la economía y sus atrofias, como en la destrucción del planeta.
Atrévase a comentar...o bien exponga su preferencia sobre lo que ha leído.... El Editor
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