jueves, 28 de octubre de 2010

HIJO DE SASTRE (obra poética 2010 en versión segmentada)




HIJO DE SASTRE


Autor: Carlos Amador Marchant
2010


Registro de Propiedad Intelectual
180660

(Versión digital)


                                                                       PRÓLOGO


HIJO DE SASTRE O POESIA DE LA EVOCACION
Por Aristóteles España
Valparaíso, octubre 2008
Carlos Amador Marchant es uno de los más importantes poetas chilenos de su generación. Su poesía refleja un tiempo histórico con hablantes desesperados que buscan una salida en diversos tipos de túneles, los del alma y aquellos que la historia tiene oculta en sus bibliotecas ancestrales, en lo más profundo de la memoria de nuestro pueblo.
Oriundo de Iquique en el norte chileno, sus lecturas y evocaciones nos recuerdan a Oliver Welden, a su amigo Andrés Sabella, sobre todo en los instantes en que el poeta camina por las calles y recuerda a su hermana Cristina que siempre pensó en la muerte y se fue de este mundo derrotada por una enfermedad de la cual no pudo salvarse.
Poesía de la evocación, de un tiempo que fue, a la manera de Jorge Teillier y Efraín Barquero, dos referentes ineludibles de su obra, de sus argumentos, de sus sueños y de la construcción verbal de su imaginario poético.
Por sus poemas los años corren como potros, dice, mientras juega a mentir junto al olvido. Este tema de difícil abordaje tiene como eje “El Cuervo” de Poe quien tomó el Haiku “donde haya hombres habrá moscas y habrá Budas también” de Kobayashi Issa, un poeta japonés del siglo XVII cuya vida transcurrió en una cadena llena de momentos tristes y de viajes continuos fuera de su región natal como es el caso de Carlos Amador Marchant quien desde el desierto chileno ahora vive frente al mar y los cerros de Valparaíso, uno de los puertos más importantes del Océano Pacífico donde escribe poemas, publica libros y edita un blog en Internet con poesía de autores de la ciudad que lo acogió y donde vive exiliado evocando sus patrias personales, y a su norte geográfico.
El marco referencial es la soledad en lugares remotos, casas que se mueven y fantasmas intrusos, migas de pan dormitando en la mesa y la presencia constante de la muerte y de ventanas con olor a aire mustio.
Particular ensoñación tiene el poema “Sastrería” dedicado a su padre Amador Marchant Montenegro. Por un lado, la contemplación del oficio, la mirada del niño que pasea por el lugar de trabajo de su padre y lo compara con una plaza despoblada, con un pan escondido, con ternos que cuelgan como hombres ahorcados.
Este texto es como el arte poética de este libro. En algún momento nos imaginamos a Jorge Manrique con “Coplas por la muerte de su padre”. El tono de elegía empleado por Marchant tiene la forma de un poema de duelo en su estructura semántica ; se trata de un ser querido, su padre. En la Edad Media los clásicos lo llamaban “endecha” o “planto” a este tipo de poema.
Notable es la descripción poética de la sastrería con el niño hurgando “aún antes de haber nacido” y “porque aquella sastrería era húmeda como orilla de océano”. De ahí, por la construcción verbal de su mundo, se desprenden los tonos melancólicos de su poesía.
Rilke decía que la formación literaria del poeta proviene de los recuerdos más íntimos de la infancia y he aquí un ejemplo de ello.
Por eso soy cabizbajo cuando hablo. 
Por eso esta luna gris se desplaza por mis hombros”.
Otro tema interesante en este hermoso libro es el desdoblamiento y que los cambios del ser, son producidos por fuerzas externas como las “causalidades”. “Nadie cambia de la noche a la mañana”, plantea, “Nadie quiebra un vidrio con los dientes, nadie puede cambiar el color de su sangre”. En cambio sí es posible cambiar seis huesos por alpargatas, o dos kilos de carne por una camisa, o cambiar de casa, o intentar cambiar el color de su piel como el cantante norteamericano Michael Yackson.
El eje de las causalidades indica que “cada acto humano tiene su consecuencia, que hay un eco sistema en el cual nada queda librado al azar y que por lo tanto nos compromete integralmente”.
En “Hijo de sastre”, nada es producto del libre albedrío ni del azar, los senderos de la memoria nos llevan a una casa iluminada y el autor nos muestra lo que es capaz de producir un artista con oficio, lecturas y un manejo del lenguaje que lo destacan en la poesía chilena actual y de siempre.
Su libro está instalado en el sistema literario de nuestro país como uno de los grandes aportes a nuestra literatura de los comienzos de siglo XXI, aunque Carlos Amador Marchant nació en la mitad del siglo XX en un Chile convulsionado política y culturalmente y ya con un Premio Nóbel (Gabriela Mistral), instalado en nuestra historia contemporánea.







Mi hermana Cristina siempre pensó en la muerte

Mi Hermana Cristina siempre pensó
en la muerte
en cómo los años van cambiando
a los seres
y en los ríos que pasan y vuelven
y en los ojos nuevos y los ojos viejos
y pensó en los rostros que cambian
en las voces que cambian en los pasos
que cambian y en los jóvenes y en los viejos.

Cuando caminaba siempre miró a lo lejos
como si más allá encontrara
el camino elegido.
Y a cada centímetro siempre pensaba en la muerte
cómo será
qué se sentirá dentro de un cajón frío y húmedo. Se preguntaba
sobre el pecado de los hombres
el terror de buscar el sustento
la espera de la noche para despertar mañana.

Esperaba los buses siempre con mirada lejana
como si alguien le hablara de lugares remotos.

Y hablaba bajito
con la timidez de los que no quieren su casa.

Mi hermana Cristina siempre se preguntaba sobre la muerte. Y murió
acuchillada por una diabetes sin recibir respuestas.
Su casa quedó solitaria
y en los rincones parece que camina.
Mi hermana Cristina está ahora junto a los muertos
roncando en un cajón frío y húmedo.
Y ahora debe preguntarse sobre la vida
en cómo será y qué mierda hay que hacer para volver a ella.


De los Sueños Confusos


Alistarme para atrás mirando el espejo por la espalda
Un día salí a buscar
mis zapatos.

Contraje matrimonio con paredes de mi pueblo
Y entre el llanto de las guaguas abrí caminos al olvido.
En medio de la noche pensé en un sueño
Que nunca tuve y que sigo soñando.
Y en ese sueño descubrí que los prados no son prados
Y que las cloacas de mi pueblo son semáforos en verde.
Y que en medio de trigales las arañas dialogan en cómo robar un banco.
Y en ese sueño caminaban también caballos y la historia.

Y vi en el sueño que nunca tuve y que sigo soñando
Al dirigente campesino al dirigente de masas de los árboles
Enarbolar sus discursos efusivos gritando a los cuatro vientos
Que compañeros y camaradas que el trabajo trabajoso de los trabajadores
Que los salarios salariales de los asalariados
Que las casas que se derrumban derrumbadas
Que las mujeres femeninas del feminismo
Tenían que estudiarse en el mundo porque el mundo
Se cae compañeros y trabajadores trabajosos
Y frente al desamparo es mejor que nos unamos uniéndonos.

Y contraje de nuevo matrimonio con las paredes de ese pueblo en derrumbe
Y vi el mundo al revés de estos ojos sin salarios
Y ví a las mujeres del barrio alto comprar perfumes en cloacas
Y a las mujeres de las cloacas de mi pueblo entrar a perfumerías del barrio alto.
Y vi al hombre en ese sueño que nunca tuve y que sigo soñando
Sentado en las plazas sin escaños y entre murmullos de palomas
Vi al potro sin vías sin tierras sin jinete.
Y en subterráneos de las ciudades donde ratas se reparten la muerte
Encontré el dinero de los adinerados
Y en los Bancos poderosos del mundo un pingüino tomando el sol.

Y en los charcos vi a hermosas rubias oliendo excrementos
Y las grandes perfumerías se transformaban en alcantarillas deshonestas.
Encontré a los negros bailando encima de las mesas
Y a las prostitutas engalanadas con trajes millonarios.
Y en las plazas sin escaños las palomas comían de boca de los ancianos
Entre miles de muertos que colgaban de las astas de Poe.
Y en los ríos el agua corría roja verde azul amoratada
Y cientos de perros nadando sin ojos.
Pero en ese sueño divisé luces confusas demasiados
Confusas
Y pensé que era mejor no seguir soñando un sueño que nunca soñé.



ESTABA YO


Estaba yo sentado
en la mesa del frente. Aquella
mesa del frente que colindaba con la ventana
de una mujer robusta
y la mujer que aparte de robusta
mostraba piernas y gustaba de jóvenes
estaba yo sentado ya viejo yo después de tantos años mozos
en la mesa del frente donde pasaba la mujer que fue mi mujer
y que gustaba de jóvenes
no recuerdo
en qué momento dejé su lado
ni cuando quedé al frente de su ventana.
Pero ella seguía mirando jóvenes
y mostraba piernas y yo siempre yo
mirándola desde el frente
buscando raíces de zapatos
sin saber por qué dejé de amarla
por qué ahora sus piernas no podía tocarlas
sin saber por qué me comía las uñas
mirándola desde el frente.




Orinando con HO

Esa noche oriné
Y mi orín quedó
Depositado en la tierra
Esa noche oriné pensando
En olores de su pieza….en los obvios de su Puerto Rico
Hoy en día nadie dice una palabra distinta a OBVIO
Y todos viajan por avenidas…llevan maletas repletas de OBVIOS
Los calzones y calzoncillos están OBVIOS
Y las camisas desprenden olores obvios.
Esa noche oriné largo
Oriné
Mirándole el culo lamiendo mis ojos
Vi las norias del pueblo
Entendí el nacimiento de todo.

Discutí con ella
Dije miserias
los truenos emergieron para dos

Lamiendo sus piernas dije tantas cosas
Pronunciando su nombre
Pero siempre orinando





MANES QUIEREN LLEVARME


Manes suspiran. En las piezas
siempre apagan luces siempre encienden velas. Están
en todos lados. Cuando hablo
hablan conmigo.
Cuando sueño los malditos confunden mis pasos.

Aparecieron como águilas y se instalaron
-un día cualquiera-
en ventanas.
Yo era niño y ya aleteaban mis ojos. Pero ahora reclaman
espacios enojados
y me llaman.




Siempre en bicicleta


Ella me esperaba
y yo pasaba en bicicleta. Me esperaba
en esquinas.

Su voz se repartía en las calles.

Yo la quise cuando aprendí
a respetar.

La escuché una noche
precisamente cuando el frío se introdujo a sus ojos.

Lo cierto es que ella me esperaba siempre me esperaba
Yo pasaba
-en cambio-
en bicicleta.




SOMBRA


Detrás de mí esta sombra paralítica. Cuando camino
no me sigue. Se queda estática
en espacios baldíos; jamás viene cuando la llamo. Solitaria deja
que hable en las noches, no interrumpe
cuando salgo a los mercados.
Detrás de esta sombra paralítica puede que esté
mi cuerpo paralítico. Detrás
de mi voz nunca siento su aliento. Pero se sube
a la mesa cuando planifico, cuando blasfemo
a una hembra inventada,
cuando no sé si soy yo el que piensa o es ella
la que puja.



PIEDRA EN LAS MANOS


Dame con la piedra en las manos.
Los roquedales se adueñarán de este cuerpo.
Y parado en el cerco de infancia
el pelo encanece desgarrado en portales.

En almacenes grises de más allá
dejé pagos inconclusos en estepas
rompí calcetines desgastados.

Las calles que quedan no están tan lejos.
Es cosa de saltar el muro y el lamento.
Pero dame con la piedra en las manos
porque los día pasan y florecen
en las palmas.




CANSADOS


Porque estamos cansados de gritar las calles
vender huevos duros pan amasados.
Porque en las acequias los perros no ladran en los campos
a mil leguas del infierno el paraíso se pudre.
Porque el ícono no responde al llamado
y en praderas todos duermen arropados.
Porque estamos cansados de decir nada
en este mundo donde hay que decirlo todo.
Porque los vómitos en el recipiente se apretujan
y en mis calcetas el frío se entremezcla.

Porque en la orilla del mar
la espuma camina. Corre
hacia adentro se esconde en oleajes.
Porque todos vamos sobre puentes
cantando exabruptos.



TODO CAYÓ



El mar tiene rostro de pasado y lluvia.
De cuatro saltos traspasé la vida y todo fue
como soplo.
Con mis padres envejecí sentado.
Con ellos fabriqué la bruma.
Nada sirve ahora en estas manos.
Los palos de fósforos se apagaron ayer.
Los cigarrillos murieron en el cenicero.




SUEÑO ETERNO


Ella planchaba ropas en la pieza trasera..
Al otro lado del vidrio
hermanos enjutos y lejanos
palpaban el cráneo de sus hijos.
Yo no estuve en ese tiempo.
En la mesa brillaban tenedores y cuchillos.
La casa dejó de ser
cuando los potros arrancaron del establo.
Nadie quedó ahí nadie
dejó recuerdos en murallas.
Ella -en cambio- siguió
planchando ropas
en la pieza trasera.




DE PELO LARGO


De pelo largo fui entrando
a esa vida distinta. Me llevaban
en un auto y era 1980.
Emergía la voz de Rocío Durcal
la Gata Bajo la Lluvia (descanse en paz)
Entré por vez primera a esa universidad donde luego me echaron
a patadas
los fascistas. A la calle
salían gritos de libertad
y las fogatas adueñaban sus noches.

Cinco años estuve en esa biblioteca universitaria devorando
Libros, asfixiado en polvillo.

De pelo largo ya no viví las calles.
Los libros me guiaron




MAÑANA TAMPOCO




Los años corren como potros. No se detienen
jamás en establos. Golpean
con piedras las murallas cambian
la estructura de los pueblos.
Rostros jóvenes se parapetan en las fotos.
Ventanas se rompen por el grito. Puertas
se desploman con un soplo.
De la noche a la mañana mi voz se instaló en maceteros.
No soy el mismo. Mañana será posible
mentir de nuevo.



EL OLVIDO



Esto que tengo en las manos
que parece un periódico
no sé si es de este año
o del siglo pasado.
Veo sus páginas pero no distingo fechas.
Fueron borradas por lectores caníbales
y sus fotos arrugadas semejan perros durmiendo.
Tampoco distingo su nombre, como si el tiempo amonestara
a sus dueños.
Tampoco veo firmas de cronistas y avisos comerciales
fueron tapiados con piedras.
Pero si bien no sé su procedencia siento pasos
de hombres que caminan por sus páginas.
Y parece que fuera yo mismo diseminado en nada
arrugado en un olvido que sólo es sombra.



COMO LIBROS VIEJOS


Como libros viejos arrumbados en sótanos
envejecen combatientes.
Maderos se pudren bajo lluvia y en mercados
frutas cambian de sabores.
Estamos crucificados y miramos hacia el abismo
y como alas gigantes alzamos brazos en abandonos.
Pero todo renace sobre tierra
aunque las casas son tristes
cuando dejamos de habitarlas.




PIDO QUE BAJES



Sólo pido que bajes del caballo y enfrentes la tierra a cuerpo raso.
Más allá de tus ojos está el océano y en el aire encontrarás lo perdido.
Una veintena de voces dicen ser tus hermanos
y en aparejos del camino no sólo encontrarás agua sino tu voz repartida.

Sólo pido que bajes del caballo y mires hacia el frente.
Que entiendas que hay hombres verdaderos que aún quedan en la tierra.
Que te unas a los arrecifes buscando otro aliento.
Porque más allá de tus ojos está el océano
y una veintena de hermanos quiere abrazarte.




SI NO QUIERES



Si no quieres morir es mejor que no nazcas.
O de otro modo es mejor que nazcas trayéndonos
el misterio de la muerte.
Porque todos buscan nacer para inundarse de aventuras
y nadie en este mundo asume el mordisco de la nada.

Si tan sólo los recién nacidos nos trajeran el misterio de semillas,
de plantas que nacen bajo tierra
del soplo huracanado de los riscos.




AL LEVANTARSE


Nadie dijo algo al levantarse porque todos sabían que se irían al alba.
Nadie sintió al perro porque lo habían refugiado en casa del frente
y maletas repletas de ropas se escabulleron entre sombras.

Todos escaparon como felinos dejando sus pelajes sobre suelo
y descorcharon el vino que quedaba en la despensa.
Robaron bulla y se llevaron silencios
pisotearon música y la escondieron bajo tierra.

Nadie dijo algo al levantarse porque sabían que huirían
y dejaron malezas
con sabor
más amargo que olvido.



NOS RELACIONAMOS



Nos relacionamos con todas las mañanas
pero cuando nacen voces escapamos asustados.
Buscamos agua en norias y queremos unos labios que nos besen.
Estamos sedientos de besos y de una voz que nos cobije.
Deseamos subirnos a los árboles para mirar desde arriba.

Cada cinco minutos buses traen miles de pasajeros
y en pisaderas los zapatos se contraen.
En medio del ruido de motores cráneos salen por ventanas.
Y desde una esquina semáforos lanzan colores indescifrables.

Nos relacionamos con mañanas y ruidos
pero cuando asoman voces parece que huyéramos.




DUELE


Duele lo que se habla detrás de puertas
duelen golpes recibidos sin aviso.
El silencio prolongado cuando más te necesito
el abrazo que espero cuando pasas de largo.
Duele la casa abandonada cuando moradores
se han ido sin dejar cartas
y la estrechez de mentes cuando entregas ideas.

Duelen campos arreciados por sequías
y desmayos sorpresivos cuando aparece la muerte.

La calma duele sin solucionar tu pobreza
y la comida que no tienes en esos lunes nublados.
Duele lo que te dije ayer con furia
sin recibir réplicas de inmediato.



SASTRERÍA
(a mi padre Amador Marchant Montenegro)


Detrás de esa casa oscura
está la sastrería. No hay ruidos
no hay voz, sólo olor
a tela remojada. Parece todo invierno
ese sitio.
Los hilos que cuelgan
son estacas silenciosas.
Al fondo muy al fondo
el sastre medita.
Sobre su esqueleto se pierde
una tarde.

Esa sastrería parece plaza despoblada.
Parece un pan escondido.
Para ubicarla hay que rastrear
letreros apagados letreros
que nunca llaman
a alguien.

II

El sastre está escondido. Lo recuerdo
sentado sobre una silla de madera. Allí está
rodeado de telas, planchas de hierro, ternos que cuelgan
como hombres ahorcados.

Está el sastre al centro de la pieza. Lo veo difuso.
Atrás estoy yo
sin haber nacido.


III

Esa sastrería era pequeña. Pero al fondo
el patio albergaba animales.
Todas las gallinas se confundían con los patos, los conejos
abrían cuevas en rincones.
Por años me entretuve
mirando ese espectáculo. Conté huevos,
descifré crías.

La sastrería estaba afuera. Y afuera
en cambio todo era silencio. El sastre se situaba
como estatua de hielo. Su voz emergía
detrás de mesones.
Yo estaba
frente a él siempre en cuclillas, siempre aportando
desconcierto, siempre
hablando
de reojo.


IV

La coraza del sastre fue su frente.
En cambio yo floté como tronco en los ríos.
Dije vida y me acecharon los derrumbes.
Dije vuelo y todas mis alas se averiaron.



V



El oficio del sastre fue quedar
roto en la noche. Quedar muerto
sobre la cabecera de una cama.

Porque aquella sastrería era húmeda como orilla de océano.
De vez en cuando
aparecía yo jugando en esa foto triste
en la maleza de los días.

Por eso soy cabizbajo cuando hablo.
Por eso esta luna gris se desplaza por mis hombros.



4 comentarios:

Leticia Rivera dijo...

No puedo dejar mi comentario me marca error

Leticia Rivera dijo...

Wow! Simplemente maravilloso años esperando leer por fin este libro y pese a que no lo tengo fisicamente en mis manos saborear cada una de sus paginas es maravillos. Gracias CAM muchas gracias de verdad. Mi admiración como siempre.

Patricia Tèllez M. dijo...

Bellas imàgenes y sucesos me llevaron de la mano por el camino de vida que un poeta sabe esculpir en la lira de su alma. Es un deleite leerlo Maestro.

lichazul dijo...

PIEDRA EN LAS MANOS


Dame con la piedra en las manos.
Los roquedales se adueñarán de este cuerpo.
Y parado en el cerco de infancia
el pelo encanece desgarrado en portales.

En almacenes grises de más allá
dejé pagos inconclusos en estepas
rompí calcetines desgastados.

Las calles que quedan no están tan lejos.
Es cosa de saltar el muro y el lamento.
Pero dame con la piedra en las manos
porque los día pasan y florecen
en las palmas.


Es un poema lleno de significancias para mí, será cosa de los años que uno ve lo que oculto estaba en el pasado
Felicitaciones, sus imagenes mueven a evocación y melancolía , su ritmo quedo acentúan la emotividad

Abrazo y suerte para este día

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Comentarios selectos sobre el material de este blog.

Sobre ballenas y un libro Estimado amigo Carlos Amador Marchant: agradezco emocionado la mención que haces de mi novela en tu bella y emocionante crónica. Un fuerte abrazo desde España. Luis Sepúlveda(escritor) 24 de julio de 2010 15:03 ........................................................ Sobre ballenas y un libro Estimado Carlos: Gracias una vez más, por cierto, tu blog es uno de los pocos que merecen llamarse literarios. Es sencillamente muy bueno y tus crónicas son estupendas. ¿Las tienes reunidas en un libro de crónicas? Es un género que se pierde con el tiempo. Un fuerte abrazo desde Gijón, Asturias Luis Sepúlveda (escritor) 26-07-2010 ........................................................ Crónica "Dame de beber con tus zapatos". Luis Sepúlveda (escritor) dijo... Querido amigo, como siempre disfruto y me maravillo con tus crónicas. ¿Para cuando un libro? un abrazo Lucho (Gijón-España) 10 de julio de 2011 15:25 .................................................... Sobre Ballenas y un libro Fuertes imágenes de una historia y una matanza, y de un lugar, que sobrecogen. Con pocos elementos, pero muy contundentes, logras transmitir una sensación de horror y asco que no se olvidan. He estado en Quintay varias veces, y sé lo que se siente al recorrer las ruinas de la factoría; mientras uno se imagina los cientos de ballenas muertas infladas, flotando en la ensenada, en espera del momento de su descuartizamiento, antes de ser hervidas en calderos gigantescos e infernales, para extraer el aceite y el ámbar, tan apetecidos por la industria cosmética en el siglo XX , así como lo fue (el aceite) para el alumbrado callejero en el siglo XIX... Crónica muy bien lograda. Un abrazo. Camilo Taufic Santiago de Chile. 27-07-2010 ........................................................ Sobre "Los caballos y otros animales junto al hombre" Tus asnos, caballos, burros y vacas son otra cosa, por cierto, tan cercanos al hombre, tan del hombre. Te adjunto una vieja fotografía de dos palominos que tomé en las montañas de Apalachia, en Carolina del Norte, allá por el año 1983. Encuentro interesante y muy amena la manera en que hilvanas tus textos, siempre uniendo al tema alguna faceta literaria o cultural (en este caso, Delia del Carril, Virginia Vidal, Nemesio Antúnez, Santos Chavez). Hace tiempo te dije que no desistieras de tus crónicas, que van a quedar, y mis palabras fueron corroboradas recientemente por Lucho Sepúlveda cuando él te escribió a propósito de tu artículo Sobre ballenas y un libro: "Estimado Carlos: (...) Tu blog es uno de los pocos que merecen llamarse literarios. Es sencillamente muy bueno y tus crónicas son estupendas. ¿Las tienes reunida en un libro de crónicas? Es un género que se pierde con el tiempo. Un fuerte abrazo desde Gijón, Asturias. Lucho". Y eso digo yo también, que tus crónicas son estupendas. Te escribe desde Benalmádena, Málaga. Oliver Welden (poeta) 21 de agosto de 2010 ...................................................... Sobre "El corcoveo de los apellidos..." ¡Notable, muy bueno! Escribir sobre la configuración de su nombre, con esa transparencia en el decir es algo que se agradece, precisamente en un pequeño universo donde lo que más pareciera importar es "el nombre". Además, esas referencias a los escritores nortinos siempre son bienvenidas, pareciera que no siempre ellas abundan en la crónica y crítica nacional. Ernesto Guajardo (Valparaíso-15 noviembre-2010)

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